¿Son los hombres y las mujeres abordados de forma similar por las marcas? Los anuncios parten siempre de una realidad: los targets. Cada grupo de población responde de forma diferente no solo a los productos (es decir, cada uno compra de forma distinta porque tienen intereses distintos) sino también a las comunicaciones publicitarias que quieren vendérselos. No es lo mismo vender un coche a un jubilado que a un millennial.
¿Es
lo mismo vender a un hombre que a una mujer?
Un análisis de la situación de Millward Brown
señala que no: los hombres prefieren, a grandes rasgos, los anuncios con humor,
que tienen un estilo creativo muy marcado y que usan imaginería sexual mientras
que las mujeres prefieren los anuncios en los que aparecen niños o imágenes de
vida.
Sin embargo, y aunque los temas generales de interés y que consiguen mejores
respuestas varían, la publicidad abusa todavía en algunos casos de ideas preconcebidas
y de clichés que en algunos casos ya aparecían en los anuncios de hace cien
años que nos parecen, con los ojos actuales, tan poco respetuosos con la
igualdad. La mujer, a pesar de todo, sigue siendo vista con unos ojos no
siempre igualitarios en la publicidad, tanto en la que se dirige a un público
más general como en la que está destinada directamente a ella.
La perfecta ama de casa
Es un clásico de siempre que se utiliza desde tiempos
inmemoriables (posiblemente desde que empezó la comunicación de masas, si
queremos ser justos) para vender productos de limpieza y de higiene: la
perfecta ama de casa es la que sabe lo que funciona y la que escoge el producto
más adecuado para hacer desaparecer manchas, eliminar los restos de cal de la
lavadora o acabar con la grasa en la cocina.
La otra
variante de los anuncios de perfecta ama de casa es la de perfecta madre, que al final no es más que una consecuencia - si
nos ponemos historicistas - de la idea del ángel
del hogar tan habitual en el siglo XIX. Como para los
victorianos, en algunos anuncios las mujeres deben aspirar a ser madres
perfectas y a adelantarse a todas las necesidades que pueda tener su familia.
Hacer feliz al otro
Y en esa línea, no es difícil encontrar otro de los clichés de
la publicidad para mujeres. En unos cuantos anuncios, aunque el producto está
dirigido a la mujer y apela a ella como consumidora, lo que se ofrece, como
mensaje definitivo para convencer, es el efecto que el producto tendrá en los demás.
Pensemos, por ejemplo, en todos esos anuncios en los que la frase que golpea y
se queda es "para mi familia" o "por mi familia".
Fuente: Revista PuroMarketing
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